Todo comenzó durante la pandemia, un periodo de incertidumbre que impactó a millones de personas en todo el mundo. Como ama de casa, sentí el estrés de la situación y busqué una manera de canalizar mis emociones de manera positiva. Recordé que, años atrás, había tejido ropa con dos agujas para mi hija, y decidí retomar esta actividad para aliviar la tensión. Busqué videos para refrescar mis conocimientos y comencé a tejer prendas para mí. Sin darme cuenta, un video me llevó a otro y pronto me encontré explorando el arte del tejido a crochet, una técnica completamente nueva para mí.

Asumí el desafío con determinación, practicando y perfeccionando mis habilidades con cada pieza que creaba. Tres años después, me sentía lo suficientemente segura como para compartir mi trabajo con el mundo. Mi primera exhibición fue en un evento en un hotel de San Isidro, donde mis bolsos tejidos causaron un gran impacto. Durante el evento, una persona se acercó a mí y me preguntó si consideraba la posibilidad de enseñar a otras mujeres a tejer. Ese momento marcó el inicio de una nueva etapa en mi vida.

Lo que comenzó como una actividad personal pronto se transformó en una misión: compartir mis conocimientos y ayudar a otras personas a descubrir su propio talento. Inicié clases de tejido, enseñando no solo las técnicas del crochet, sino también la capacidad de encontrar calma y creatividad en cada puntada. A través de mis enseñanzas, transmití un mensaje valioso: en cada hilo y en cada diseño, existe la posibilidad de transformar la adversidad en algo bello y significativo.

Con el tiempo, mi arte evolucionó. Los bolsos que empezaron como simples experimentos se convirtieron en piezas únicas, con identidad y significado propio. Lo que alguna vez fue un escape del estrés se transformó en una empresa con impacto social, brindando oportunidades a mujeres que, como yo, buscaban un camino hacia el crecimiento personal y profesional.

Hoy, mi emprendimiento no solo representa una fuente de ingresos, sino también una plataforma para inspirar y empoderar a otras personas a través del arte del crochet. Comprendí que el verdadero valor de mi trabajo no está solo en las creaciones que realizo con mis manos, sino en el impacto que genero en quienes encuentran en este arte una nueva forma de expresión y conexión con el mundo.

Esta es mi historia de transformación y emprendimiento. Un viaje que comenzó con la incertidumbre de una crisis global y que, con dedicación y pasión, se convirtió en una fuente de inspiración y crecimiento para muchos.